lunes, 22 de noviembre de 2010

En la luna no hay nada (1991)


Prologo

No sabemos si la luna se hizo con agua, tal como titulaba una de sus novelas el uruguayo Enrique Amorin; en cambio lo que si sabemos es que ha sido la principal protagonista de mitos y leyendas que la humanidad toda forjó a través de los tiempos, y de muchos, muchísimos cuentos para niños. Aunque ella ya estaría en los primeros balbuceos inarticulados del primate que se irguió emergiendo de la animalidad, o quizá antes, en la noche prehistórica, estuvo en el aullido desgarrado del lobo ancestral. Pero aún en las épocas modernas, en donde ha primado el más acérrimo racionalismo, la luna siguió siendo la protagonista en la literatura de “ciencia-ficción”. Sólo quiero citar dos fantasías memorables: “El viaje a la luna”, de Cyrano de Bergerac y “De la tierra a la luna”, de Julio Verne (no me olvido de Wells y su “Primer hombre en la luna”, por supuesto), y la no menos memorable película de Georges Melies y la famosa y popular imagen del cohete clavado en el ojo de la luna.

También fueron muchos los que hablaron de los lunáticos, aunque sospecho que éstos habitaron más en la tierra que en nuestro satélite, y de lo que podría haber o no en la luna, discusiones a las que puso fin la llegada de los primeros astronautas. Pero ahora un niño de siete años y de nuestra ciudad nos afirma categóricamente que “en la luna no hay nada”, y eso desde el vamos y en su título, desparramando la curiosidad en leer su insólito escrito. Y la primer frase nos deja más alarmados todavía al decirnos que “la luna se cayó porque le sacaron un pedazo de punta”. Por suerte, para nuestro alivio, nos aclara que lo que se cayó es un pedazo de luz, pero ya estamos metidos en los avatares, afirmaciones y negaciones, de esta “luna de enfrente” (¿recuerdan el título de Borges?) que Claus Freiberg dibujó muchas veces, un “montón”, como él lo dice, pero cuyos enigmas, curioso, quiere descifrar en esto que es casi un poema-prosa-relato. Y ¿qué significa, tomando un ejemplo, para Claus la palabra “luna”? Para él quiere decir luz, y es una suerte porque la luna es oscura y ese nombre, supongo, ilumina su oscuridad… Y aquí los dejo seguir a ustedes para que compartan esta aventura que nos propone tanto a niños como a mayores, porque si bien “en la luna no hay nada”, digamos, sin embargo, que tiene lo suyo… y que nuestro pequeño autor, al igual que un prestidigitador, “nada por aquí y nada por allá”, saca cosas ante nuestro asombro.
Hector Paruzzo


En la luna no hay nada

La luna se cayó porque le sacaron un pedazo de punta; pero la luna no se cayó, se cayó un pedazo de luz. ¿Qué hay en la luna? No sé que hay en la luna, no sé, pero sé que hay unos señores. Uno es varón, otro es otro varón, otro es una nena, y me falta por lo menos una nena más. Los cuatro, son los lunáticos.
Los varones juegan, ¿hay pelota?; no sé si hay pelota, no sé que hay en la luna, no; no hay pelota en la luna, pero juegan a esconderse.
Me parece que las nenas comen, pero, me parece que comida tampoco hay en la luna; entonces no hay nada, entonces la luna no es nada.
En la luna no hay nada porque no hay televisor, ni cocina, ni casa, ni baño, ni heladera, ni nada.
Los varones juegan siempre a lo mismo, a esconderse, todos los días, porque en la luna hay agujeros grandes donde se pueden esconder, y suben, y bajan arañando los agujeros como los gatos.
Las nenas pueden correr, corren, porque si no no hay ni piso, que es de hielo porque si fuera de agua se viene abajo, se hunde, y tampoco de sol, porque si fuera de sol se quemaría toda.
Yo nunca fui a la luna, porque no hay nada, pero dibujé muchas, muchas, un montón; me gusta más cuando está redonda, y también cuando parece una banana.
Los dos varones y las dos nenas lunáticas nunca vienen a visitarme porque no tienen helicóptero, ni avión, tendrían que venir volando y se caerían.
La luna, la palabra luna, quiere decir luz, pero la luna es oscura, y la palabra oscura quiere decir que no hay luz; pero algo está mal, ¿viste que está mal? Si los chicos se escondían sin luz no podían ver los pozos; entonces todo está mal.
En la luna no hay aire, ni fuego que no hay, y los chicos van a estar muertos si no hay aire, tampoco hay otro aire diferente al nuestro, porque en todos lados está el mismo aire.
En la luna no hay cielo, no hay sol, no hay nada, quiere decir que no pueden respirar porque el espacio en donde está la luna hay que llevar oxígeno.
Los lunáticos flotan en el espacio como en el agua, flotan como muertos hasta llegar a otro planeta, que no es el nuestro y respiran.
Los otros planetas se llaman Martes, Mayo, Agosto, Septiembre y Miércoles. Hay conocidos como cien planetas, pero desconocidos millones, infinitos.
El planeta Martes no sé donde está. Vive Ricardo, que nació allí. Es tranquilo, no se pelea con nadie, ni con los lunáticos. Ricardo es músico y toca el piano. Ricardo en el idioma del planeta Martes se dice Lápiz, pero no tiene nada que ver con un lápiz para escribir, porque lápiz en marciano se dice “Lan”. Ricardo toca en una escuela para tocar, en la calle Hoja Roja de Martes. Martes es el planeta rojo.
El planeta Mayo está en París, pero no se ve; debe de estar escondido. Vive un gordito que se llama “Len”. Es malo, pero no se pelea con nadie. Es doctor y cura a los señores enfermos con un jarabe verde, que se llama “Je”. Vive solo en el Mayo, y cura a los señores de la tierra. Tiene diez, no, diecinueve, no, tiene treinta años. Tiene cincuenta metros de alto y ocho metros de ancho. Es gordísimo porque comió un pan raro hecho por él mismo, que se llama “Me”. Mayo es el planeta verde.
El planeta Agosto está en Villa Ángela, y tampoco se ve. Es de color amarillo. Vive “Pen”. Es escritor y escribe poesías. Es bueno, y no se pelea con nadie. Nunca va a ningún planeta; siempre se queda en su planeta. No es amigo de los lunáticos. No vuela. Tiene dos hijos que se llaman “Pimpi” y “Cal”, nene y nena son. Pen tiene ochenta años; Pimpi un poco más chico tiene setenta y nueve; Cal tiene cuarenta y nueve años. Pimpi y Cal salen a pasear por la Florida en el planeta Miércoles.
El planeta Septiembre está en Pisa, y es de color azul. Hay una torre que no se cae nunca y tiene poder. El poder de la torre sirve para que no se caiga. También hay muchas casas, y vive mucha gente que hablan en idioma “Gal”. Hay gente buena, pero algunos son malos, algunos chicos son malos. Son diferentes a nosotros, tienen un solo ojo. En este planeta nadie se muere.
El planeta Miércoles está en la Florida, y tampoco se ve. Es de color rojo, pero un poco más claro que el planeta Martes. Viven animales. Es el planeta “selva” de los animales. Están la jirafa, el elefante, que en el idioma del planeta Miércoles se dice “Pit”; león, tigre, pájaros, serpientes y víboras. También algo más; todos los animales corren para todos lados.
Hay un planeta más que no nombré, de color blanco como las hojas de un cuaderno. Viven los Dinosaurios. Son malos, caminan, se pelean, y después se que uno se llama “Maloso”, y otro “Meloso”; son dinosaurios mitad ojos. El planeta se llama “Lucha”.
Los lunáticos van al planeta Mayo; toman leche en la torre Eiffel, y piensan que no quieren estar más en la luna, porque en la luna no hay nada.
Ricardo, “Lan”, nunca quiere ir a la luna ni nunca fué.
Al gordito “Len” le gusta la luna pero nunca va.
Pen nunca fue a la luna ni tampoco le gusta.
Algunos de los chicos malos del planeta Septiembre van a la luna. Van a jugar a esconderse. Se llevan un “coso” para respirar, se llevan una carpa, y algunos no vuelven más.
A los animales del planeta Miércoles la luna ni les gusta.
Los Dinosaurios nunca van a la luna, porque tienen miedo que se les gaste el oxígeno de ellos, porque no tienen tubo de oxígeno gigante como para ello.
En la luna no hay ni una miguita de pan, en la luna no hay nada. Yo fui a todos los planetas, y les dije a todos que en la luna no hay nada.
Una vez estuve con el gordito “Len” en el planeta Mayo, charlamos de la luna, le dije que  la luna nunca se cae, y también que los chicos malos que van del planeta Septiembre a la luna, y no vuelven más, se convirtieron en sapos. Son los sapos lunáticos, que saltan todo el tiempo y después se caen de la luna al planeta de los Dinosaurios; donde se convierten de nuevo en chicos malos, y se hacen cuevas donde duermen todos tirados en el piso.
Yo no le pregunté al gordito porque le gusta la luna, ni tampoco porqué nunca va.
Quiero que la luna no se caiga, porque a mí me gusta verla, especialmente cuando está limpita, pero en la luna no hay nada; porque son cosas diferentes; una, los lunáticos, los cuatro hermanitos, y otra, la luna, mi mamá.
 

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sábado, 13 de noviembre de 2010

Cuando mi mundo era más mi mundo

Impetu en experiencias, sí
distancias reposan en lo suficiente
del relámpago

Representamos lo perceptivo del mundo
que es más que la fluencia
del movimiento del fuera

Considerados suceden,
matemáticamente, fluyen, sólo

El contraste que guía sigue
laborioso e intemporal, concreto
es extensión del conocer, es disyuntivo
inquieto

Exista pueda acelerados, retardados
alertaban los teóricos
los juegos, el ritmo, los anillos, helénicos

La referencia causa debe
enfrentados en la simultaneidad del sitio
del tiempo nunca nadie divisible
de momentos

Aún él sabe, los acontecimientos
temporarios, cambiantes.



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sábado, 9 de octubre de 2010

Objetos muertos

Dejarlo propio son, de momento entró, cayó, conservado. Instante no sucedido ignoré, su muerte nada toca cuerpo aplastada. Duda da sido mismo, manos dedos eran ojos, de cadaver. ¿Qué? ¿Decir condenado? gritó, éxtasis porque, descreídos.



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